Para los sistemas de aguas grises, apostamos por la filtración mecánico-biológica, completamente sin productos químicos. El primer paso es la filtración gruesa. Los componentes del agua no disueltos, como el pelo o la pelusa textil, se eliminan de las aguas grises. A continuación, las bacterias de las aguas residuales degradan aeróbica y biológicamente los contaminantes orgánicos, como el gel de ducha o el jabón. La aireación del tanque se controla y las partículas y materias en suspensión se depositan en el fondo en forma de sedimentos.
Durante la ultrafiltración, el filtro de membrana limpia las aguas grises pretratadas. A continuación, el filtro de membrana se lava a contracorriente con agua de proceso, que no se pierde en el proceso. El sistema de control es totalmente automático y regula el proceso de limpieza en función del nivel de contaminación.